OJO DORADO - muestra

En el segundo número de Ojo Dorado cabe preguntarse a quién nos dirigimos. ¿Por qué no nos lo preguntamos antes del lanzamiento del primer volumen? Quizá porque ésta no es una revista sustentada en fines comerciales y, por tanto, no hubo estudios de marketing, ni un público objetivo o la búsqueda de anunciantes a la hora de plantear sus contenidos u orientación. Y esa holgura nos permite abordar ampliamente temas sobre lo que consideramos Cultura contemporánea, principalmente centrada en el Perú pero también con la voluntad de ampliar las lecturas disponibles en nuestro país de autores de otros países e incluso, al estar todos los textos traducidos al inglés, poner potencialmente a disposición de lectores de otras latitudes los temas que desarrollamos. El nombre de la revista alude a un deslumbrante y oscuro verso del poema Parque para un hombre dormido (1944), de Jorge Eduardo Eielson: ‘Cerebro de la noche, ojo dorado’. Pero también jugó en la decisión alguna idea relacionada con el colosal Ojo Dorado del telescopio espacial James Webb, lanzado el pasado 25 de diciembre. Un observatorio espacial cuya pieza principal consta de un espejo de 18 piezas hexagonales de berilio recubiertas de oro. Este telescopio, el más grande y potente fabricado hasta ahora, tiene como misión observar algunos de los eventos y objetos más distantes del universo, estudiar la formación de las primeras galaxias o cómo se pasó desde las estructuras primordiales del universo a la existencia de planetas capaces de albergar vida. Es el gran ojo mecánico de la humanidad, un Ojo Dorado amenazantemente poético. ¿Qué veremos en ese infinito? Una de las maneras de observar el presente mientras se imagina el futuro es a través de la ciencia ficción. La experiencia insólita de la pandemia ha supuesto un factor que nos ha enfrentado a perspectivas apocalípticas o distópicas demasiado reales. Por eso hemos abordado en este número las vertientes más actuales en la literatura, el cine, las series o el arte dentro de este género. En estas ficciones los seres mecánicos son cada vez más sofisticados, mucho más inteligentes y quizá más sensibles o emocionalmente sensatos que los humanos, mientras las catástrofes que amenazan la destrucción o cambio radical de nuestra forma de vida provienen de los efectos de desastres medioambientales. De alguna manera, el siglo XXI venía de antemano con la marca del futuro. Y si en algunos aspectos nos puede haber desengañado, en otros supera las expectativas. Hay cambios acelerados en las relaciones sociales, valores que echan por tierra o al menos cuestionan los que han prevalecido durante siglos –como el orden patriarcal–, en fin, nos vemos todos sumidos y confundidos en la ‘gran discusión’ que es internet. Nos interesan los contenidos que observan los cambios de usos culturales que se están generalizando, como los podcasts o los NFT, entre otros. Y enfatizamos la validez de la diversidad de culturas y no el dominio de una y hegemónica. Aunque, más que la información o la noticia, queremos incidir en los puntos de vista, a veces muy personales, en la escritura, en lo que podría seguir teniendo interés más allá del periodo semestral que abarca cada número. Si decía que no sabíamos a quién se dirigía Ojo Dorado es porque esperamos que quienes tuvieran expectativas de algo así, nos encuentren. No a la inversa. Tal vez algo utópico en un país que se supone que no lee. Lo dudamos. No diremos que es un mensaje en una botella. Ya que estamos con imágenes que nos remiten a la exploración espacial recordemos esos mensajes interestelares que orbitan en el universo. Fietta Jarque editora de ojo dorado